miércoles, 14 de diciembre de 2011

El Libro de la Energía - 02



Apartado Segundo:
Alma, cielo o dimensión.

Remontandonos a la época e los grandes filosofos y a sus teorias, nos daremos cuenta de que ningún filosofo griego negó la existencia del alma.
La teoría de Platón, por ejemplo, concibe el alma como principio del conocimiento racional, defiende su inmortalidad y dice que el hombre es el único ser racional y, por tanto, con alma.
Hoy en día su teoría tendría cierto sentido si cambiamos la palabra "alma" por energía.
El impulso electrico que se transmite por nuestras neuronas es nuestra energía, la cual es inmortal (ya que ni se crea, ni se destruye) y forma parte intrinseca del ser humano.
Otras teorías, como la que plantea el filosofo Aristóteles, aportan un mayor significado a la energía al definirla directamente como "el principio de vida".
El alma como lo que da vida a un ser humano, sin la cual no viviría y que forma parte de todos los seres vivos, sean o no racionales.

En realidad todo está cargado de energía, desde las personas, los animales, la maceta de tu ventana, a cualquier objeto u cosa que puedas llegar a imáginar. Ya que poseen diferentes tipos de energía que manifiestan de diferentes formas, como la energía potencial, la electroestática, radiación, etc.

¿Significaría esto que, al entender el alma como energía, no existe "el cielo" del que nos habla la religión después de la muerte? Bueno, si tomamos como ejemplo el mundo de las ideas de Platón y lo comparamos con la idea de Cielo que enseña la Iglesia católica es más que evidente la existencia de innumerables semejanzas. Como por ejemplo, que a ambos "mundos" solo acceda el alma tras dejar el cuerpo, mero lastre para la energía. O la existencia de un Dios o Idea Subrema, en este caso la idea de Bien, que da sentido al resto de cosas y sin la cual no podria existir nada.
Pero esto no significa que la religión cristiana sea la verdadera, o que se deseche por plagiar la filosofía platónica. Simplemente hacen referencia a la llamada "dimensión energética", que convive con nosotros en otro plano y que, en ocasiones, podemos percivir. Llamándola de otra forma al igual que llamaron alma o idea a lo que hoy conocemos con el nombre de energía.

Quien sabe, a lo mejor el Cielo no está allá arriba, sino que se encuentra a nuestro alrededor conviviendo con nosotros en un mismo espacio pero en distinta dimensión. E intentando interaccionar con nosotros a través de esos fenómenos paranormales. Al fin y al cabo, nosotros no podemos ver la energía, solo sus efectos o manifestaciones físicas sobre la materia.



Nay Góngora, El Libro de la Energia

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